En el corazón de Salerno un auténtico enclave de leyenda se levanta. Demacrado, semiderruido y con presagios de venirse abajo en cualquier momento este testimonio vivo de la ciudad italiana se mantiene en pie a duras penas. El acueducto medieval, antaño clave para abastecer a ambos lados de la urbe salernitana, hoy en día es una famélica estructura a punto del desplome si nadie hace algo por evitarlo. Sin embargo, hasta principios del siglo XX, prácticamente ayer como quien dice, el emplazamiento donde aún se conservan sus restos era un lugar a evitar. Se creía que pasar bajo sus arcos cuando caía la noche era tentar a la fortuna. Una suerte de toparse con espíritus malignos y criaturas de la noche.
Los más mayores aún recuerdan las historias que les contaban cuando tan solo eran unos niños. Aseguran que, por muy esquelético que esté, el acueducto medieval de Salerno es indestructible. Ni el paso del tiempo, ni los terremotos en la zona y tampoco las bombas de la Segunda Guerra Mundial lo han hecho sucumbir. Todo porque extrañas y oscuras fuerzas se habrían concentrado en este desde el instante en que fue levantado. Para ello, solo hay que ver el nombre que recibe por parte de los salernitanos. Es el «Ponte del Diavolo» o, en castellano, el Puente del Diablo. Aunque este recinto no se podría entender sin un misterioso personaje que todavía está muy presente en el acervo popular de la ciudad. Se trata de Pietro Barliario, más conocido como el «mago de Salerno«.

Pietro Barliario, un nido de alquimistas en Salerno y un libro de magia
De Pietro Barliario cuentan que nace allá por el siglo XI. Lo hace en una familia acomodada, sin dificultades para salir adelante. A priori es un chico normal, con las inquietudes de un joven de su época. No obstante, todo cambiaría en el momento en que comienza a estudiar en la Escuela de Medicina de Salerno. Este lugar es el centro neurálgico del conocimiento prohibido de la Península Itálica. Allí los alquimistas dan rienda suelta a la práctica de la Espagiria, el ars magna aplicada a la terapéutica. La alquimia es un ámbito más que se estudia en la «Scuola salernitana«. Un tal Constantino, apodado como «el Africano», ha introducido en ella importantes obras provenientes de Oriente con extraños procedimientos nunca vistos en el Viejo Mundo. Por otro lado, el conocimiento prohibido bulle en la sombra sin que las instituciones puedan hacer nada. Incluso las mujeres estudian y dan clases en este recinto. De hecho, Barliario coincide con la legendaria Trotula de Ruggiero, que habría conseguido «transmutar» la prácticas curanderas antiguas en las bases de la obstetricia y la ginecología.
Todos estos alicientes son los que se encuentra Pietro Barliario en la Escuela de Medicina de Salerno. La mecha está ahí preparada, solo necesita que sea prendida. Algo que ocurre cuando el joven salernitano comienza a interesarse por las artes mágicas. Se convierte muy pronto en un erudito en medicina, sí, pero él quiere ir más allá. Para ello aprende árabe, así entendería todos los libros de magia. De hecho, no duda en traducir tratados como el Liber Regius, el Viático de Algizar o el Liber experimentorum de Rhazes. Barliario los devora, nadie frena su ansia de saber más de lo establecido. Así hasta que se topa con un enigmático tratado. Un libro que llaman el Tomo del Poder y que habría salido del puño y la letra del mismísimo Diablo. Quien supiera leerlo e interpretarlo podría tener contacto directo con el Maligno. Al caer en sus manos este códice no se resiste a hincarle el diente. Quiere descubrir sus secretos, se propone revelar todos hechizos y prácticas que en él se dan cita. De este modo, va tanto el cántaro a la fuente que al final se rompe.

La leyenda cuenta que Pietro Barliario, tras descifrar todo lo que esconde el Tomo del Poder, consigue invocar al Diablo. Este no duda en desvelar todo tipo de enigmas a aquel estudiante de medicina que, con la asiduas charlas que ambos mantienen, no tarda en convertirse en un poderoso hechicero. En una crónica que se ha perdido, escrita por el abad Roberto de San Benedetto y fechada en 1403 (primer testimonio que recoge esta historia), asegura que Barliario hace un pacto con su «infernal amigo» y gracias a él se convierte en un mago portentoso. Tanto es así que cuentan que las mujeres más bellas caían rendidas a sus encantos por medio de ritos mágicos especiales. También que es capaz de transformar el agua en vino y de hacer que aparezcan cuernos en las cabezas de aquellos que dudaban de sus facultades sobrenaturales. Pero sobre todo el mago de Salerno sería capaz de construir todo tipo de monumentos. Edificaciones que levantaba en una sola noche ayudado por una hueste de demonios. Uno de ellos fue el que hizo que cayera en desgracia. Efectivamente, el Puente del Diablo.
La ‘demoníaca’ construcción del acueducto por el mago de Salerno
El misterioso personaje es consciente de los problemas que existen en Salerno. Uno de ellos es comunicar las dos partes en las que se divide la ciudad. Existen problemas de tránsito. El agua no llega como debería para abastecer a ambos sectores. Por tanto, Barliario decide tomar cartas en el asunto. Durante una tormentosa noche se pone manos a la obra para construir de la nada un acueducto. En sus trabajos no faltan los demonios que invoca para tales proyectos. Ya no necesita al Diablo, él mismo se las apaña invocando a estas criaturas de las sombras tras conocer todos los secretos del Tomo del Poder. De esta manera, los salernitanos se fueron a dormir con un grave problema, pero al despertarse vieron ante sus ojos un enorme acueducto surgido de la nada.
Cuando el Diablo se entera de que Pietro Barliario ha levantado un acueducto en Salerno en una sola noche, con ayuda de sus demonios, monta en cólera. No cabe en sí de furia y promete que aquel acto no quedaría impune. El mago había traspasado una línea roja que no podía permitir el Maligno. En cualquier momento, el alumno podía superar al maestro y eso no debía ocurrir, por lo que traza un plan macabro que no tardaría en llevar a cabo.

La leyenda del Crucifijo de San Benedetto y la redención del mago
Un funesto día, cuenta la leyenda, el hechicero se encuentra ausente y despreocupado. Es así que es el momento por parte del Diablo para cobrarse su venganza. Fortunato y Secondino, los sobrinos de Pietro Barliario y las personas a las que más quiere, permanecen solos en el laboratorio de su tío. Están jugando con las retortas y alambiques, pasan el tiempo trasteando con los bártulos de magia que allí se aglutinan. En un momento dado, el Maligno coloca ante ellos un libro de magia negra. No se sabe si es el mismísimo Tomo del Poder u otro de similares características, pero lo cierto es que va a ser letal. Cuando los dos niños se topan con él deciden abrirlo para curiosear su interior. Craso error. Nada más hacer el ademán de hojear su interior, ambos caen fulminados al suelo. Un síncope ha acabado con sus vidas.
Pietro no es consciente de lo acaecido hasta que llega a su laboratorio. Nada más entrar en él, halla los cuerpos sin vida de Fortunato y Secondino. De repente, se vuelve loco de dolor. El desgarro que lo inunda, lejos de desaparecer, se acentúa más en los días siguientes. La magia ya no le importa, la búsqueda de conocimiento queda aparcada para siempre. Barliario no para de llorar y de estar tirado en el suelo lamentando lo ocurrido. Parece que nunca va a superar este mal trago. Sabe de sobra que es un castigo por haber jugado con fuego. Lo único que le queda es ir a expiar sus pecados y reconducir su vida, esa que se había esfumado de un plumazo.
A rastras, el mago de Salerno que ya no lo es tanto consigue llegar a la iglesia del monasterio de San Benedetto. Dicho templo es uno de los más antiguos de la ciudad y en su interior apenas existe un crucifijo policromado. Sin embargo, a Pietro Barliario le sirve. Llega al altar como puede y, bajos los pies de esta talla de madera, comienza a rezar entre lágrimas y profundo dolor. Bajo él estará tres días y tres noches, descalzo y entre harapos, velando, golpeándose el pecho y pidiendo perdón por sus prácticas mágicas. Así hasta que un hecho prodigioso tiene lugar: de repente, la imagen ante la que lleva orando tantas jornadas abre los ojos de forma inexplicable. Esto el salernitano lo interpreta como un mensaje, como una señal divina de indulto. Tras este insólito suceso, Pietro decide cambiar su vida para siempre. Se deshace de todos los libros de artes oscuras, destruye su laboratorio y se enrola en las filas religiosas del monasterio de San Benedetto como un monje más.

¿Existe la tumba del mago de Salerno?
Pietro Barliario, termina la leyenda, viviría una larguísima vida. Así hasta que fallece en marzo de 1148, un día de Viernes Santo, a la edad de 93 años. Es enterrado en el mismo monasterio de San Benedetto en el que se habría producido el episodio sobrenatural, justo a los pies del crucifijo. Tumba que habría desaparecido al igual que la mayoría de las dependencias del antiguo monasterio.
Este recinto religioso es convertido en almacén de armas para después ser reutilizado en el siglo XIX como un teatro. Posteriormente vuelve a ser un templo, pero nuevamente se transforma en una instalación militar, concretamente en un cuartel fundado en 1870. Hoy en día sigue perteneciendo al Ministerio de Defensa italiano con la consiguiente demolición de muchas de las salas del primitivo edificio. Sin embargo, un prior de la mágica Escuela de Medicina de Salerno llamado Antonio Meazza (siglo XVII) afirma en su Historiarum epitome de rebus salernitanis que tuvo ante él el sepulcro del hechicero. Asegura que en su lugar de enterramiento ponía lo siguiente:
«Hoc est sepulchrum M. Magistri Petri Barliarij» («Esta es la tumba del gran Maestro Pietro Barliario»).
Afortunadamente el crucifijo de San Benedetto sí se conserva. En la actualidad se encuentra expuesto en el Museo Diocesano de Salerno. Si bien no se encuentra en gran estado (fue dañado en un incendio que tuvo lugar en el templo en el siglo XVIII), el rostro y las piernas de la talla de madera se ven claramente. Efectivamente, sus ojos, esos que son sinónimo del perdón a Pietro Barliario, continúan abiertos. Cualquiera puede mirarlos cara a cara, frente a frente, imaginando la leyenda que aún está muy presente en la ciudad italiana.

La Fiesta del Crucifijo y la mágica construcción del puerto de Salerno
Hay que tener en cuenta que cada Viernes Santo, el mismo día en el que se habría producido la expiación de los pecados del mago de Salerno, en la urbe se celebra la Feria del Crucifijo. Un evento que tiene su origen, según los salernitanos, en el prodigio ocurrido en el monasterio de San Benedetto. En ella tanto artesanos locales como de otras partes de Italia venden sus productos manufacturados, mientras bandas de música tradicional tocan y bailan amenizando el que es posiblemente el acontecimiento del año. Intentan recrear cómo sería un ambiente festivo en la Edad Media que es cuando da su pistoletazo de salida. Autores del siglo XIV como Franco Sacchetti mencionan que esta tradición empieza en el año 1260, es decir, poco más de un siglo después de la supuesta muerte de Pietro Barliario. Pero es un año antes cuando realmente da comienzo.
«Yo, Manfredo, rey de Sicilia, por súplica de Giovanni da Procida, concedo que se celebre una feria general en Salerno«. Giovanni da Procida, otro médico salernitano y no con pocas historias legendarias a sus espaldas… Aun así lo publica mediante decreto el soberano de estas tierras en mayo de 1259. Que Manfredo de Sicilia sea el impulsor de la Feria del Crucifijo no es una casualidad. Las leyendas también vinculan de una u otra manera a Pietro Barliario. Ambos no habrían coincidido en vida, pero el rey siciliano sí habría conocido lo que se contaba del mago. Las historias sobre este personaje legendario habrían fascinado y quién sabe si servido de ejemplo para el monarca. Por lo menos, es lo que se narra sobre cierto episodio vinculado con el puerto salernitano.
La historia relata que Manfredo de Sicilia necesitaba un nuevo puerto de Salerno lo antes posible. No sabía cómo llevarlo a cabo, así que recuerda las no tan lejanas historias de cierto Pietro Barliario que habría construido el acueducto en una sola noche. Por ello, no se sabe de qué forma, pero el rey consigue invocar al mago de Salerno. Para tal empresa mágica, el monarca habría ordenado matar a todos los gallos de la ciudad para que los demonios hicieran acto de presencia. Con estos animales, las criaturas de la noche no podrían acometer su trabajo, de modo que tenían que morir sí o sí. Sin embargo, el puerto no se habría completado en su totalidad porque, antes del amanecer, un cacareo se escucha en toda la urbe. Es un gallo que ha sobrevivido a la matanza. De repente, todos los demonios se esfuman y la ansiada obra quedará sin terminar para la posteridad.

¿Pietro Barliario o Pietro Bailardo?
Esta leyenda demuestra que la historia del mago de Salerno va a quedar grabada en el inconsciente de los lugareños. Un relato que se extiende en el siglo XV por medio de romances y cuentos. Hasta tal punto que toda la Campania italiana sabrá las aventuras de cierto amante de las artes mágicas que hacía de las suyas en la ciudad salernitana. Aunque en estos casos la identificación del protagonista se modifica de una forma que hace dudar sobre cuál era su nombre real. Hasta ahora se ha hablado de Pietro Barliario, pero en los ámbitos rurales de la zona es conocido como Pietro Bailardo, cuya vida tendría características con ligeros añadidos que hacen saltar las alarmas del sano escepticismo.
Por ejemplo, de Pietro Bailardo cuentan que vivió en la Campania en el siglo XV (varios siglos después de lo que contarían en Salerno) y que no era un estudiante de medicina de familia acomodada. Aquí relatan que era un pícaro y un embaucador que se convierte en mago y nigromante tras caer entre sus manos el Libro del Comando, escrito por el famoso alquimista y ocultista Cornelio Agrippa. Esta obra sería el cuarto capítulo de su Occulta Philosophia, que se habría perdido y que solo unos pocos lo tenían en su haber. Ni decir tiene que esto está cogido con pinzas, ya que el gran esoterista y cronista del emperador Carlos V no publica su libro hasta bien entrado el siglo XVI, pero las leyendas corren a velocidades diferentes que las líneas temporales.

Bailardo, según esta versión, habría sido el último custodio del cuarto capítulo de la Occulta Philosophia. De esta manera se habría convertido en el mago y nigromante más poderoso de la época. A pesar de que el baile de fechas sigue sin encajar, el pícaro convertido en hechicero, en un arrebato de arrepentimiento, lleva el libro prohibido al Concilio de Trento donde es finalmente entregado a la Santa Inquisición para que no vuelva a caer en manos de nadie. Dicha aflicción estaría motivada tras el robo del Libro del Comando por parte de su sobrino, que se habría dedicado a invocar demonios con él y ya de paso mandar construir la Vía Casilina para unir Roma y Capua. Este detalle es curioso porque a Pietro Bailardo se le atribuye la construcción por medio de este grimorio de la Vía Apia. Quién sabe si es un mecanismo de «demonización», nunca mejor dicho, de elementos arquitectónicos de una Antigua Roma con una mitología y unos dioses muy distanciados de la mentalidad de aquellos años.
Aun así, sea esto una explicación válida o no, la leyenda finaliza con la muerte de Pietro Bailardo, en Roma y de nuevo expiando sus pecados. En este caso, no en una iglesia al uso, sino en el famoso Panteón. Además, el foso que aún se conserva alrededor del emblemático enclave de la capital italiana también tiene algo que decir al respecto. Si se acude al folklore, este habría sido excavado por el Diablo mientras intentaba acceder al recinto para que no se produjera el perdón a Bailardo. La narración repite los detalles de lo referente a Pietro Barliario, el nombre es prácticamente el mismo, aunque quizá ha sido la transmisión o la asimilación lo que ha entrado en juego. Lo curioso de este es que en la Biblioteca Nacional de Roma se conserva el presunto Libro del Comando bajo el nombre de De cerimoniis magicis y que se relaciona con Cornelio Agrippa.

Pedro Abailard y la demonización de un pensador heterodoxo
Hay quien defiende que Pietro Barliario y Pietro Baliardo son la misma persona, pero también quien sugiere que es la anatemización de una figura real por medio de la creación de un personaje legendario que encarne unos valores determinados. Concretamente serviría para demonizar a Pedro Abailard, uno de los grandes pensadores medievales cuyas ideas eran seguidas de cerca por los alquimistas de pura cepa. De este filósofo y teólogo sí que se tienen todas las referencias necesarias para reconstruir su biografía. Por ejemplo, si bien es de origen francés, sus postulados calan en toda Europa. Asimismo sus seguidores más afamados se encuentran en Italia, sobre todo en hombres como Arnaldo de Brescia y el futuro papa Alejandro III, quien no pudo hacer nada por las constantes persecuciones que el galo sufre durante su vida.
Pedro Abailard se centra en recuperar las ideas de Aristóteles, clave en el pensamiento de los alquimistas medievales. Dice del filósofo griego que fue «el más perspicaz de todos» y hace un comentario que si se interpreta desde el punto de vista de la Gran Obra tiene mucho sentido.
Aristóteles exhorta a los deseos de conocer algo a que busquen con afán esa duda y les dice: ‘Es difícil afirmar con seguridad algo, si no ha sido examinado antes varias veces. Al dudar empezamos a investigar y al investigar encontramos la verdad según lo que dice la Verdad misma: Buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá’.
Es más, la admiración que despierta el filósofo francés va a ser vigilada de cerca desde el seno de la Iglesia. Sus enemigos lo califican despectivamente como «Goliat«, que es poco menos que llamarlo «demoníaco». El Segundo Concilio de Letrán en 1139 lo considera como un hereje y el siempre influyente y efusivo Bernardo de Claraval no duda en referirse a Pedro Abailard como un «heterodoxo». Tal es así que no tiene ningún reparo en pedir que los libros del teólogo sean quemados o se consideren prohibidos. Quizá todo este «totum revolutum» quedara muy presente en sus enemigos que provocaron la demonización de su figura por medio de un personaje legendario que encarnara unos valores a reprochar.

Pierre Terrail de Bayard y su confusión con el mago de Salerno
Empero la anatemización de Pedro Abailard solo es una hipótesis de las existentes. Hay más personajes históricos cuyo nombre tiene semejanzas con el del mago de Salerno. Ese no es otro que Pierre Terrail de Bayard, un conocido caballero francés que emprende varias campañas militares en la Península Itálica y, cómo no, sobre la Campania. Bayard ha pasado a la Historia como un gran luchador y un destacado espadachín. Es descrito como «el guerrero sin mácula» por su arrojo y valentía en el campo de batalla. Tanto es así que ha quedado grabado en su figura el ideal caballeresco, como atestigua una estatua que tiene en su honor en la localidad francesa de Sainte-Anne-d’Auray, en la Bretaña.
Pierre Terrail de Bayard destaca por sus dotes con las armas, aunque en el sur de Italia también es recordado por algunas facultades muy similares a las de Pietro Barliario y Pietro Bailardo. Por un lado, es un seductor nato, capaz de embelesar a cualquier mujer. Por otro, tiene fama de embaucador y de conseguir todo lo que se proponía aun cuando parecía imposible. Eso y la similitud de su nombre con los anteriores han generado la asociación de este guerrero francés con la búsqueda de un libro de magia negra para tener más poder y controlar todo lo que se pusiera a su antojo. Aunque si se acude otra vez a las fechas, estas no encajan. Si bien hay posibles semejanzas, se caen por su propio peso al ver que este caballero es de finales del siglo XV y principios del XVI. Con otras palabras, la leyenda del mago de Salerno ya circulaba antes que lo mencionado sobre Bayard.

Pietro Barliario, ¿el Virgilio de Salerno?
Sea como fuere, en la Campania italiana la figura del mago de Salerno se desvirtúa. En función del enclave, se narra una u otra historia. Es así que Nápoles no iba a quedarse por el camino, aunque ellos ya tienen a su Pietro Barliario particular. Efectivamente, el gran poeta Virgilio siempre ha sido visto como un personaje dado a las artes mágicas y con muchas similitudes con el constructor del acueducto salernitano. De él todavía cuentan que tuvo en su poder un libro de magia negra redactado directamente por el Diablo y que utilizaba para invocar a los muertos y lanzar hechizos, en su caso, siempre para el bien de la comunidad.
El autor de la Eneida empieza a ser conocido en la Edad Media como Virgilio Magus, «el Mago» que conoce los secretos de la naturaleza. Una creencia que ha quedado muy arraigada dentro de la tradición popular de Nápoles. En la capital de la Campania circulan leyendas a día de hoy como la de la creación de una «mosca de oro» a la que insufló vida y que acabó con una plaga de estos insectos (¿creación en oro? ¿dar vida?). O también el huevo mágico que habría escondido en el interior del Castell dell’Ovo que protegía o anunciaba catástrofes, según estuviera inclinada. El «huevo alquímico», tan importante dentro de la Gran Obra. Esto por citar solo algunas historias que vinculan al poeta romano con la magia y la alquimia, pero en la urbe napolitana aún conviven muchos relatos en esta línea sobre el hombre más importante de su intrahistoria.

Por otro lado, el clérigo inglés medieval Gervasio de Tilbury recoge en su obra Otia Imperalia que Virgilio creó unos baños medicinales en la cercana localidad de Pozzuoli. En ellos existirían azulejos en los que se detallaba dónde habría que situarse para curarse cada enfermedad. Sin embargo, los miembros de la Escuela de Medicina de Salerno, esa en la que habría estudiado Pietro Barliario, se acercaron a este lugar una noche para romperlos y que nadie tuviera más acceso a ese conocimiento restringido. ¿Puede poner esta narración bajo la pista de una competencia entre médicos salernitanos y napolitanos por ver quién tenía más saberes? Es difícil de demostrar y la duda queda ahí. Federico II de Sicilia, con gran arraigo en Nápoles, no se separaba de la corte de alquimistas, magos, astrólogos y filósofos aristotélicos que tenía. Incluso fue un gran amigo de Arnaldo de Vilanova y defensor a ultranza de Ramón Llull. Posiblemente cuando el río suena agua lleva.
Lo que resulta prácticamente imposible es no vincular las historias que se cuentan sobre Pietro Barliario y Virgilio. Quizá también pueda existir aquí una «competencia de magos» entre Salerno y Nápoles. La clave estaría en saber qué relato surgió primero, si uno bebe del otro o viceversa, y si ambas figuras ocultan alguna realidad apabullante que retrotraiga a la Edad Media. Únicamente queda claro que ambas historias tienen arquetipos similares y que han llegado a nuestros días. De hecho, hasta el siglo XIX, un dicho popular era muy recurrente en la ciudad salernitana. Una expresión que se utilizaba cuando alguien hacía más esfuerzo o trabajaba más de la cuenta: se decía que «había hecho más que Barliario«. Curiosas maneras de la tradición para mantener viva una leyenda.
Disfruté de estos relatos y vivencias de una época ya pasada…o lejanas en la memoria. Conocer de ésos antiguo textos, enriquecen en mi cultura. Gracias saludos
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