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Cuando nos da por investigar mapas misteriosos, siempre nos centramos en los mismos. Que si el mapa de Piris Reis, que si el mapa de Vinlandia, los supuestos planos secretos de Colón… Es cierto que por todo el mundo existen atlas, mapamundis o planisferios que tienen detalles que son un auténtico misil balístico a lo establecido. Encontramos mapas bastante antiguos que nos hablan de tierras, islas y continentes que, o no se habían descubierto todavía, o directamente todavía nadie ha demostrado su existencia. Sin embargo, más allá de islas de San Borondón y de Atlántidas dibujadas en los mapas (que las hay), nos vamos a centrar en esas tierras que todavía no habían sido descubiertas y que, por un motivo que desconocemos, aparecen reflejadas en múltiples representaciones cartográficas. En ese sentido, un territorio que se lleva la palma, es la Antártida. El continente helado, aunque parezca mentira, aparece reflejado en un montón de mapas del siglo XVI, por ejemplo. En todo momento se le da un nombre: esta zona inhóspita del planeta es llamada la «Terra Australis Incógnita”. Una forma de referirse a unas tierras que sí, se atisban, pero que nadie ha pisado jamás. Como nadie ha puesto sus pies en ellas, se da pábulo a la fantasía, a la imaginación. “Aquí hay dragones” incluso se llegaba a decir en muchas ocasiones. ¿Cuáles son esos mapas que reflejan la Antártida antes de tiempo? Hay unos cuantos…
La Antártida en mapas del siglo XVI
En el siglo XVI, nos topamos con mapas que rompen toda lógica. Uno de ellos es el de Oroncio Fineo, un mapamundi datado de 1536 y que claramente muestra un enorme continente al sur del planeta, con un tono amarillo, y que es más grande prácticamente que cualquier otro continente. O también, y más conocido, uno de los mapas de Ortelius, concretamente del año 1570, en el que de nuevo aparece una “Terra Australis nondum cognita” (una tierra austral todavía no conocida). Es decir, como si supiera de facto que ahí abajo había algo, pero nadie había osado plantarse en ella. Incluso Ortelius dibuja un extraño monstruo marino merodeando esas costas sin explorar, lo cual nos da una pista del desconocimiento de estos territorios.

Pero hay más. Estamos hablando de Fineo y de Ortelius, pero también podemos hacerlo del planisferio de Mercator, de 1587, donde estas tierras encajan a la perfección con la Antártida e incluso aparecen en color blanco (algo muy descriptivo). Aunque si hay uno que todavía desconcierta y asombra a partes iguales es el famoso mapa de Piris Reis. Piri Reis, ese almirante otomano cuyo plano fragmentado en dos recoge varios enigmas históricos. Hay que tener en cuenta que datarían de 1513 aproximadamente, pero ya reflejan por un lado el continente americano a la perfección y, sobre todo, también parte de lo que sería la costa antártica. Unos dicen que el mapa de Piri Reis es una moneda lanzada al aire que habría acertado; otros que no, que realmente este almirante tenía un conocimiento cartográfico perdido de la época. Aunque lo cierto es que estos restos de su mapa se encuentran bajo llave en Estambul, en el mágico palacio de Topkapi.
Hasta ahora solo hemos comentado algunos mapas que muestran la Antártida y que datan de la Era de los Descubrimientos, cuando valientes aventureros se lanzan a la mar. Todos no tienen nada que ver con nuestro país, algo que rechina mucho. Pero salvando las distancias, mientras nos centramos en Piri Reis, Ortelius y tantos otros, pasamos por alto un mapa también muy misterioso y que pasa completamente desapercibido. Es un planisferio mucho más antiguo de los que hemos mencionado, nos traslada irremediablemente a la Edad Media, y sobre todo a España. Porque efectivamente, aunque muchos lo desconozcan, aquí en España tenemos un auténtico misterio de la Historia en forma de atlas medieval y que refleja a la perfección ese continente antártico. Con la salvedad de que quedaban muchos siglos por delante para saber de primera mano que había en la zona más austral de nuestro planeta.
El mapa de El Burgo de Osma y su misterio antártico
Si nos damos una vuelta por la provincia de Soria, una parada obligatoria la encontramos en El Burgo de Osma, uno de los municipios más bonitos de España. Un lugar que esconde muchos secretos mágicos. Pero uno de ellos, sin duda, se halla en su catedral. Las catedrales tienen muchos códigos ocultos y muchas claves por descifrar, pero en este caso tenemos que entrar al Museo Catedralicio. En el museo de la Catedral de El Burgo de Osma tenemos el objeto en cuestión. En una especie de cuadro acristalado, hallamos un mapa medieval. Se trata de un mapamundi que está tumbado (no es como los atlas de hoy en día, esto es muy llamativo) y que refleja el mundo conocido en la Edad Media. Evidentemente América ni se la ve ni se la espera, pero sí que aparece el continente europeo, con Grecia, con Italia, con la Península Ibérica surcada por dos ríos y la Torre de Hércules. Todo ello con dibujos de castillos que representan ciudades importantes y también personajes de toda índole. Algo parecido ocurre con Oriente Próximo (este mapa acaba en Asiria, con los ríos Tigris y Éufrates) y también con el norte de África (aparece representado incluso el Nilo). Pero lo interesante se encuentra debajo del continente africano. El mapa del Museo Catedralicio de El Burgo de Osma no muestra ni Sudáfrica, ni el Cabo de Buena Esperanza ni nada, pero sí debajo de África una especie de pequeño mar. Pero, después ese mar, aparece un territorio austral, también pintado de blanco, y que rápidamente se nos hace difícil no compararlo con la Antártida.
Pero hay más, en esa tierra austral desconocida aparece una pequeña descripción de esta zona que resulta ilegible. Ojalá poder observar este mapa con una lupa y con detenimiento. Sin embargo, sobre este territorio blanco aparece un ser monstruoso dibujado. Se trata de una especie de hombre gigante, con largos cabellos, un solo brazo y una única pierna de grandes dimensiones. Y cuando lo presenciamos, lógicamente nuestra desordenada mente explota por completo. ¿Qué hace un mapa medieval en El Burgo de Osma de tales características? ¿Cuándo y quién lo hizo? ¿En qué se basó? Cuántas preguntas sin respuesta se van acumulando.

El enigma del mapa del beato de El Burgo de Osma
Sabemos que el mapa de El Burgo de Osma es un mapa medieval, concretamente del año 1086. Por tanto, estamos hablando de que un mapa del siglo XI en España ya reflejaría presuntamente la Antártida y más o menos quién es su autor. Un creador del mapa que nos lleva a los famosos monasterios de antaño. Dicho mapa formaría parte de un manuscrito. Un códice que dataría de 1086 y que tendría nombre propio: se atribuye a un tal Pedro y habría sido miniado (ilustrado) por otro de nombre Martino. No sabemos qué participación tiene cada uno en el mencionado atlas, pero sí que el códice es conocido como el Beato de Osma, de ahí que el planisferio sea denominado como el mapa del Beato de El Burgo de Osma.
A pesar de que lleve este nombre del municipio soriano, todo apunta a que no se realizó allí. Posiblemente es creado en un monasterio leonés, hay quien dice que en el de Carracedo. A partir de ahí, se hace de noche. Sí vemos imágenes religiosas y también como una especie de bestiario en sus dibujos, pero poco más del mapa. Se desconoce si es una invención (de serlo sería muy exacta, difícil de pensar que sea otra moneda lanzada al aire) o es que realmente, en el siglo XI, ya había un conocimiento en nuestro país sobre estas latitudes del mundo. El mapa está ahí, en el museo de la Catedral de El Burgo de Osma, esperando a que alguien desentrañe el entuerto.

El mapamundi misterioso de Soria y el Beato de Liébana
Enredo que, aunque sea un tanto desconocido y eclipsado, hay quien ha intentado abordarlo. Peter Klein, profesor de Arte de la universidad alemana de Tubinga, ve relación del mapa del Beato de El Burgo de Osma con los famosos relatos del Beato de Liébana. Este monje del siglo VIII es muy recordado en Asturias y Cantabria y suyos son los comentarios más interesantes sobre el Apocalipsis. Según Klein, el encargado de hacer este mapamundi se habría basado en los manuscritos de este religioso de Liébana para trazar el planisferio, concretamente en la dispersión de los apóstoles por el Mundo Conocido. Es así que el mapa realmente sería como una especie de “infografía” medieval para mostrar dónde habrían estado los apóstoles. Por tanto, esos personajes serían los discípulos de Jesús y los castillos, algunas de las ciudades que visitan. De hecho, en la Península Ibérica aparece reflejada con un castillo lo que sería Santiago de Compostela. Todo encajaría en ese sentido.

Por tanto, según el profesor alemán, este sería el móvil del mapa de El Burgo de Osma: mostrar el recorrido de las predicaciones por Europa, Asia y norte de África. Aunque los interrogantes siguen ahí. ¿Cómo es posible que aparezca la Antártida o, por lo menos, lo que interpretamos como ella? ¿Cuál es la explicación de que dibujen un gigante monstruoso? Porque cuando esto ocurre quiere decir que saben que hay algo allí, pero no el qué. Aunque, sobre todo ¿qué se menciona en esa breve descripción que resulta imposible de leer? Es una pena que Klein no diga nada al respecto, porque quizá hubiéramos sabido más. Aun así, quien vaya por el bello lugar soriano de El Burgo de Osma, ya sabe a dónde tiene que ir. Si lo hace, se dará cuenta de que mucho mapa de Piri Reis y mucho mapa misterioso por el mundo, pero aquí, en España, también los tenemos. Además, igual o posiblemente más enigmáticos y con más preguntas sin respuestas.