La misteriosa biblioteca perdida de Iván el Terrible: ¿está escondida en el Kremlin?

Cuando se habla de enigmas de la Historia, existe uno en Rusia que todavía llama la atención y provoca verdaderos quebraderos de cabeza en muchos investigadores. Unos dicen que se trata de un lugar físico, tangible, que aún existiría escondido. Otros dirían que ya no está entre nosotros, pero que es una colección, una recopilación de tesoros de incalculable valor, perdida para siempre hace ya mucho tiempo. Tesoros que no son otra cosa que libros cuyo arcón perdido no sería otro que una biblioteca. Un recinto que albergaría todo un saber antiguo, con conocimientos no tan ortodoxos, y que el propio rey Iván IV, más conocido como “El Terrible”, custodiaba como oro en paño en alguna estancia desconocida del Kremlin. Hoy en día, no se sabe mucho de ella. Ni tan siquiera si sigue oculta en alguna parte o si desafortunadamente desapareció para siempre. Pero a pesar de todo, ahí está el misterio histórico de la bautizada como «biblioteca perdida de Iván el Terrible«.

Una biblioteca dorada con reliquias literarias

Para saber más sobre la biblioteca de Iván el Terrible hay que transitar por los movedizos terrenos de la leyenda. Se asegura que dicha colección estaría conformada por 800 volúmenes que para ser transportados se necesitarán más de 50 carros. En la biblioteca encontraríamos todo tipo de obras de la Antigüedad. Por ejemplo, cuentan que el original de la Eneida de Virgilio se conservaba en ella. Los pergaminos perdidos de Tito Livio y Tácito también formarían parte de estas reliquias. O los capítulos perdidos de La vida de los 12 Césares de Suetonio, entre otros, se encontraban entre los archivos. Incluso se dice que algunos de los volúmenes pertenecían a la mítica biblioteca de Alejandría. Todos forrados con oro. Los libros resplandecerían debido al precioso metal. Eso y que gran parte del saber antiguo se agolpaba en esta legendaria biblioteca.

En un primer momento, los 800 volúmenes se encontrarían en Constantinopla. Allí los emperadores bizantinos los tenían como una reliquia más. Serían ellos los custodios de este conocimiento perdido durante siglos. Así hasta que llega 1453. Ese año, la ciudad de Constaninopla cae en manos otomanas y los 800 volúmenes tenían que ser puestos a salvo. Por lo que cuentan que la responsable de hacer que no desaparecieran era una joven. La sobrina del último emperador bizantino era la única salvación. Una niña, Sofía Paleólogo, quedará unida al destino de la Biblioteca Dorada, como la llamaban algunos. Primero, Sofía huye a Roma, donde llevará consigo las obras de incalculable valor. En Italia estarán junto a ella hasta que la joven cumple 17 años. En 1472, Sofía Paleólogo es casada con el gran príncipe de Moscovia, el primero que adopta el título de Soberano de Rusia: Iván III. Como dote en el matrimonio, la colección llega a Moscú. Sin embargo, nada más llegar a la capital rusa, se percata de que los incendios suelen ser muy comunes por allí. Así que lo que hace es esconder todos los libros en un lugar oculto. Un enclave que estará bajo la iglesia de la Natividad, en el propio Kremlin. La bizantina los esconde y acierta porque un año después un gran incendio devasta toda la zona. La intuición haría que se salvaran los manuscritos. La biblioteca legendaria estará allí, en los subterráneos del Kremlin, en una sala abovedada y bien cuidada, hasta que llega Iván IV. El Terrible, a pesar de su nombre, va a ser clave en la historia de este recinto de leyenda.

Reconstrucción de Sofía Paleólogo

La biblioteca de Iván el Terrible y una maldición

Iván el Terrible se mostraría interesado desde un primer momento por estos volúmenes de la Antigüedad. Hasta tal punto que mandaría a emisarios por todas partes de Europa en busca de más tesoros similares. Mientras tanto, en Moscú ordena que las obras sean traducidas. Así sabrían los secretos del pasado que esconden. El zar quedó totalmente obsesionado con la Biblioteca Dorada, algo que comienza a ser conocido por todos los rusos. De hecho, comenzarían a circular leyendas sobre que Iván IV había caído presa de la locura a causa de los textos de magia negra que había en aquellos volúmenes. También que habría lanzado una maldición. Un maleficio que dejaría ciego a todo aquel que osara robar algún ejemplar de la biblioteca. 

Es así que la biblioteca comienza a estar íntimamente ligada a Iván el Terrible. La leyenda asegura que el soberano mandó construir cámaras secretas y pasadizos sin salida en el Kremlin para mantenerla a buen recaudo. Pero Iván IV no iba a permitir que nadie más tuviera acceso a ese conocimiento prohibido.

Iván IV, alias ‘El Terrible’

Las primeras búsquedas de una biblioteca perdida

Según finaliza esta historia, Iván el Terrible se llevó todos los libros a su residencia de Alexandrovskaya. Pero esto solo es una teoría. Lo cierto es que a partir de 1571, la pista de la colección se pierde para siempre. Tal es así que comienza a ser conocida como la biblioteca perdida de Iván el Terrible, un nombre que ha llegado hasta la actualidad. A partir de este momento, se convierte en un auténtico tesoro por descubrir. Los que intentan encontrarla la bautizan como el «Santo Grial de los Libreros«. De hecho, la búsqueda comienza pocos años después. El canciller del Ducado de Lituania, Lev Sapega, y el jesuita Peter Arcudius llegarían a Moscú en busca de los citados manuscritos en 1601. O también, unas décadas después, concretamente en 1662, un tal Paisius Ligarid llega a la ciudad en una misión secreta orquestada por el Vaticano. Todos con el mismo objetivo. Todos, como es lógico, con el mismo resultado: ni rastro de la biblioteca perdida.

Residencia de Alexandrovskaya

Por otro lado, las propias instituciones del Kremlin no dejaron pasar por alto este recinto. Por ejemplo, en 1724 el Senado del Imperio Ruso realiza una búsqueda oficial de la colección. Para ello se basan en el testimonio de un sacristán de Moscú que habría encontrado un escondite con dos cámaras secretas con puertas de hierro, grandes cerraduras y en su interior salas abovedadas. Sin embargo, la investigación fue infructuosa: no encontraron nada. Así que la Biblioteca Dorada empieza a ser una leyenda. Un viejo mito que aparecerá en los anales, pero que nadie ha conseguido ver jamás. Pasarán los siglos de este modo, hasta que en el siglo XIX el antiguo misterio resurge de sus cenizas.

La ‘lista de Dabelov’ y el resurgimiento de la leyenda

A principios del siglo XIX, en el año 1822, el profesor Dabelov, un alemán que anda por aquellos lares, asegura que se topó en Estonia, en el archivo de la ciudad de Parnu, con una misteriosa “lista”. Un “historial” de libros de la Antigüedad que nunca han sido vistos por nadie. Como no podía ser de otra manera, rápidamente lo relaciona con la biblioteca perdida de Iván el Terrible. Hay que decir que la “lista de Dabelov” no ha sido tomada muy en serio con el tiempo, pero lo cierto es que despertó de nuevo el afán por descubrir el “Santo Grial de los libreros”. Incluso cuentan que Napoleón, durante su campaña en Rusia, se interesó por recuperar la mítica colección.

Por tanto, durante el siglo XIX se rescata la vieja leyenda. También salen voces discordantes. Por ejemplo, la del historiador y arqueólogo ruso Belokurov, que dice que todo esto de la biblioteca es una patraña. Pero por otro lado, surgen investigadores que sí defienden su existencia. Uno de ellos es el estudioso Likhachev, que dice la colección fue real, pero que desapareció en un incendio que asoló a Moscú en 1571. De hecho, se montó tal revuelo con este enigma histórico que en 1899, el Ministerio de Educación Pública tuvo que tomar cartas en el asunto pidiendo que se parase de buscar. Algo que no surtió efecto porque efectivamente durante el siglo XX se llevaron a cabo más búsquedas. Las más interesantes las de Stelletsky, que incluso llegó a excavar en el Kremlin en los años 30, hasta las de Sterligov en 1995. En todas ellas, solo se pudo confirmar que la biblioteca de Iván el Terrible sigue siendo un completo enigma. Aunque no faltarían ubicaciones sobre dónde se encontraría.

Excavaciones de Stelletsky en los sótanos del Kremlin en busca la biblioteca perdida de Iván el Terrible en los años 30

Posibles ubicaciones de la biblioteca perdida

En ese sentido, habría nada más y nada menos que 60 hipótesis sobre el paradero de la Biblioteca Dorada. Cada una muestra una ubicación diferente. La más extendida es que seguiría bajo el Kremlin en Moscú, en algún subterráneo cercano a la Torre del Arsenal o en un sótano aledaño al campanario de Iván el Grande. Pero hay quien dice que estaría en la casa de Pashkov, uno de los edificios más emblemáticos de la capital rusa. Eso en cuanto a la ciudad moscovita, pero también hay algunos investigadores que la sitúan en Alexandrov (recuerden lo de la vieja residencia de Alexandrovskaya de Iván IV), en la ciudad de Vologda, donde en el siglo XIX se hallaron unas galerías subterráneas y que dejaron de ser investigadas, atención, porque decían que eran «puertas al infierno». Luego están los que defienden que se perdió para siempre en algún incendio o durante los períodos de revueltas que tuvo Rusia en el siglo XVII.

Esto en cuanto a hipótesis que se basan en que realmente el enclave de leyenda existió. No obstante, los más escépticos niegan la mayor. Estos se basan en que es imposible que 800 volúmenes pudieran haber salido de Constantinopla y que Sofía Paleólogo tuviera tales riquezas, ya que se habría ido poco menos que con una mano delante y otra detrás a Roma. Así que el enigma histórico está ahí, a la espera de que alguien lo desentrañe. Quién sabe si algún día aparecerá alguna pista. Con este tipo de misterios, nunca se sabe.

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