Alquimistas y magos en la corte de Rodolfo II en Praga

“Su majestad el emperador solo está interesado en brujas, alquimistas o cabalistas. No tiene ningún reparo en buscar tesoros de todo tipo. También tiene toda la biblioteca de escritos mágicos. En definitiva, está constantemente tratando de eliminar a Dios de servir a otro maestro en el futuro”. Así definían sus familiares a Rodolfo II, emperador del Sacro Imperio Romano y rey de Bohemia y Hungría, en el año 1606.

Rodolfo II, a pesar de ser pintado como un rey estrambótico dispuesto a ser engañado por charlatanes, sigue llamando la atención entre los investigadores. De hecho, la pintoresca corte de Praga que el emperador llegó a montar todavía alimenta nuestra imaginación.

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Rodolfo II

 

Rodolfo II y la alquimia: su educación en España con Felipe II

Por todos es sabido la predilección de Rodolfo II por la alquimia, la astrología y la cábala. Todos estos intereses se encontraban entre los pasatiempos favoritos de los principales gobernantes del Renacimiento. El emperador no fue una excepción en este tipo de prácticas, pero las llevó a un extremo jamás sospechado.

Rodolfo II decidió trasladar la corte de Viena a Praga, convirtiendo así a la ciudad checa en el centro cultural europeo de la época. Por Praga pasaron astrónomos como Johannes Kepler o pensadores de la talla de Giordano Bruno; pero también grandes figuras relacionadas con la alquimia como John Dee o Edward Kelley.

El origen de su particular gusto por estas artes un tanto heterodoxas tiene un lugar concreto: San Lorenzo de El Escorial. Tras pasar los primeros años de su vida en Viena, Rodolfo se mudó a España para ser educado por su tío Felipe II. Fue en el momento en el que se estaba levantando la famosa construcción de El Escorial, y pronto el joven se vio rodeado de una extensa colección de pinturas, relojes, máquinas extraordinarias y una amplia gama de curiosidades que nunca había visto. Su educación en España marcarían su personalidad, que luego demostraría durante su reinado.

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San Lorenzo de El Escorial

El castillo de Praga, nido de alquimistas

Durante los siglos XVI y XVII, el interés por la alquimia estaba en su máximo esplendor, ya sea por intentar acercarse a los misterios de la Naturaleza o simplemente con el objetivo de conseguir riquezas. Rodolfo II quiso comprobar de primera mano todo aquello que se contaba sobre la Piedra Filosofal y llegó a convertirse en una de sus obsesiones.

El emperador pudo haber reunido hasta 200 personas entre alquimistas y orfebres alquímicos en las dependencias del castillo de Praga. Estos habitaban en el conocido como Callejón del Oro, donde no les faltaba de nada, para trabajar en un gran laboratorio alquímico que se encontraba bajo el castillo y donde el emperador acudía a ver de cerca cómo iban los trabajos.

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Castillo de Praga y la Torre del Polvorín, donde Edward Kelley hacía sus experimentos alquímicos

Se sabe que John Dee, uno de los grandes magos de la Historia, llegó a Praga junto a su asistente, el también alquimista Edward Kelley. Se sospecha que pudieron ir en una misión de espionaje dictada directamente por la reina Isabel I de Inglaterra, pero lo cierto es que llevaron a cabo sus investigaciones en la actual capital checa, donde intentaron la producción artificial de oro mediante la transmutación de metales.

También visitaban asiduamente a William Rosenberg, virrey de Bohemia, al castillo de Trebon, debido a su interés por la alquimia y la astrología; de hecho, la amistad entre Dee y Kelley se rompió a causa de que Rosenberg tenía más favores con el segundo. Finalmente John Dee regresó a Inglaterra, mientras que Edward Kelley se quedó al servicio de Rodolfo II, siendo nombrado noble en 1589.

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Callejón del oro, conocido así porque en él vivían los alquimistas de Rodolfo II

 

Edward Kelley, el alquimista preferido de Rodolfo II

Kelley llegó a ser popular dentro de la corte de Praga y de él decían que había conseguido cierto éxito en sus investigaciones. Su alumno Matías Erbinaeus llegó a afirmar que había visto con sus propios ojos cómo su maestro producía el elixir de la juventud, aunque se desconoce el método que habría seguido.

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Edward Kelley

Además de convertirse en noble, el famoso alquimista compró dos casas en Praga, una de ellas la conocida como Casa de Fausto, que recibe este nombre porque en ella vivió Johann Faust, personaje que inspiró la obra Fausto de Goethe.

Edward Kelley tuvo su propio laboratorio instalado en la Torre de la Pólvora del castillo de Praga. Es curioso el nombre que recibe, ya que en ella ocurrió un suceso que tiene relación con el alquimista. Durante uno de sus experimentos, provocó una reacción en los componentes y provocó que toda la torre saltase por los aires. Aún se conserva dicho torreón como un edificio anexo a todo el complejo praguense.

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Torre del Polvorín, conocida así porque salió por los aires en un experimento del alquimista Kelley

Sin embargo, el final de Kelley no fue el más deseado por él. Cayó en desgracia debido a que realmente no conseguía progresar en sus investigaciones. La sospecha de ser un estafador se ciñó sobre él y supuestamente habría matado en un duelo a un sirviente del emperador. Rodolfo II había prohibido este tipo de ajuste de cuentas, por lo que encerró en las mazmorras de la Torre Daliborka al alquimista. Hay una leyenda que dice que intentó escapar por la noche, pero su cuerda se rompió y cayó al foso; los médicos le tuvieron que amputar la pierna y poner en su lugar una pierna de madera.

La muerte de Edward Kelley está envuelta de misterio. Unos dicen que volvió a intentar escapar, volviéndose a caer y esta vez falleciendo; y otros aseguran que fue envenenado. Lo único que se sabe es que sus restos nunca han aparecido.

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Mazmorra de la torre Daliborka donde estuvo encerrado Kelley

 

Otros alquimistas al servicio de Rodolfo II

A pesar de que Edward Kelley fue el más conocido, otros alquimistas famosos pasaron por Praga bajo la tutela de Rodolfo II. Por ejemplo, uno de ellos fue Sendivogius, que se ganó el favor del soberano al curar a un burgués con unos misteriosos polvos blancos. La fama que alcanzaron los polvos blancos de Sendivogius desembocó en que fueron robados y el alquimista encarcelado y torturado para que revelara cómo los hacía. Fue liberado por Rodolfo II, pero a partir de este incidente su éxito no fue el mismo y decidió regresar a su Polonia natal para luego vagar por diferentes lugares de Europa.

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Catedral de San Vito, en el interior del Castillo de Praga

Otro personaje que realizó sus experimentos en Praga fue el médico Tadeas Hajek, que recurría a la espagiria para crear sus medicamentos. La confianza que depositó en él el emperador fue tal que incluso le encargó que vigilara el laboratorio de alquimistas y se asegurara de que no había ningún impostor. Gracias a esto, siempre estuvo en contacto directo con las élites que allí se reunían. No obstante, finalmente Hajek decidió dedicarse a la astronomía tras conocer a Johannes Kepler y Tycho Brahe.

Queda patente que Rodolfo II quiso en todo momento conocer los secretos de la alquimia. Para ello, intentó reunir a los más prestigiosos investigadores heterodoxos que había en Europa. Por tanto, es justo el sobrenombre que aún recibe en varios libros de Historia: el emperador alquimista.

11 Comments

  1. Que bien muchacho, felicitaciones. Me encontré con tu blog cuando buscaba referencia de Rodolfo II con relacion a John Dee y el espejo de obsidiana Tezcatlipoca. Pero no lo mencionas siendo tan relevante su consideracion más siendo como dices en tu reseña amante de los temas extraños y ricos en leyendas que terminan siendo ciertas como bien sabes. Te deseo muchos éxitos en tu carrera que apenas empieza.
    Saludos desde Colombia.

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