La finca de Montalvo de la Estrella se encuentra en plena llanura castellana. Si bien lo que es el inmueble ya se sitúa en la provincia de Ávila (a pocos kilómetros de la localidad de Martínez), el camino que lleva a ella y la mayoría del terreno pertenece a la provincia de Salamanca. Y es en esta segunda parte de la propiedad donde una noche otoñal de 1997 el misterio acudió raudo a su cita. Porque esta propiedad fronteriza en pleno corazón de Castilla y León se convirtió durante aquella velada en escenario de un fenómeno que marcó para siempre a quienes tuvieron la oportunidad de vivirlo. Un caso que puede tildarse de «caso perfecto».
Carolino Morán y Esperanza Martín, testigos del suceso inexplicable
Es el 17 de octubre de 1997. Son las 21:00 y la noche ya ha caído en las áridas tierras castellanas entre las provincias de Salamanca y Ávila. Los alrededores de la finca de Montalvo de la Estrella se encuentran en silencio cuando, de pronto, se oye el motor de un vehículo . Se trata del coche granate de Carolino Morán y de Esperanza Martín, propietarios de aquella casa de campo. El matrimonio se dirigía a una cena con amigos en la cercana localidad abulense de Martínez, aunque un imprevisto ha hecho que vuelvan de nuevo a Montalvo de la Estrella. Al parecer, a Esperanza se le ha olvidado algún enser personal dentro de la vivienda que tiene que recuperar. Un contratiempo que puede pasarle a cualquiera de no ser por lo que iba a acontecer a continuación.

Una misteriosa luz sobre el cielo de la finca salmantina
Esperanza y Carolino se encuentran volviendo a la finca. Saben que es entrar a la vivienda, coger aquello que se le ha olvidado a Esperanza y emprender de nuevo el camino a la cena a la que ya llegan tarde. La noche presenta un cielo estrellado. Por tanto, la claridad es patente y no hay mucha oscuridad. La pareja va a bordo del coche granate volviendo a su propiedad sin perder de vista el reloj para llegar a la reunión de amigos en Martínez. Es en ese momento cuando Esperanza, que va asomada por la ventanilla del copiloto divisa algo que le llama la atención en medio de aquel cielo nocturno: «Divisó una potente luz que tenía forma de tinaja de color blanco amarillento rodeada de luces de distinto color», rememora Loli Morán, hija del matrimonio testigo del misterio a quien le habían contado aquel encuentro en más de una ocasión.
Aquella extraña luminaria sobre la finca de Montalvo de la Estrella primero es detectada por Esperanza Martín, pero pronto también es avistada por el conductor, Carolino Morán. Es una fuerte luz que ilumina todo el entorno y que provoca que Carolino acelere para llegar a la casa de campo. Eso sí, ahora también él se va a bajar del coche para coger unos prismáticos para atisbar que es aquello que aparece y se esconde en el cielo salmantino. «Los hechos durarían tres minutos, pero para ellos supuso una eternidad», recuerda Loli, afirmando que todo ocurre en completo silencio. Hay que tener en cuenta que en los alrededores de aquella finca de Salamanca había perros, aunque estos no ladraban. La zona está en completo silencio.

El incidente de la finca de Montalvo de la Estrella, un caso único
La pareja entra rápidamente en el inmueble de la propiedad. Por un lado, Esperanza coge lo que se le ha olvidado y Carolino se lo piensa mejor y no coge los prismáticos para atisbar qué es aquella enigmática luz. Concluye que es mejor no dar importancia a aquello y más llegando tarde a la cena entre amigos, que es lo que realmente les importa. Por ello, montan de nuevo en el coche en dirección otra vez al pueblo abulense donde les están esperando. No obstante, aquel objeto luminoso continúa en el horizonte apareciendo y desapareciendo, en una especie de juego del «gatón y el ratón» que el matrimonio jamás olvidaría. Así se lo transmitieron a su hija Loli Morán como un fiel testimonio de algo que no debe olvidarse. Como tampoco debe olvidarse lo que les ocurrió a continuación.
Tras dejar atrás la finca de Montalvo de la Estrella, la pareja entra en la carretera de Martínez, siempre acompañados por aquella luz que se resiste a desaparecer en el silencio de aquella noche otoñal de 1997. No obstante, en aquel preciso momento, se percatan de que alguien se encuentra a un lado de la vía. De la nada y sin que la pareja se hubieran percatado, ven entre las sombras a otro vehículo cuyo interior tiene a varios jóvenes. Estos comienzan a hacer signos a Carolino y Esperanza para que paren su trayecto que ya estaba convirtiéndose en interminable y entablar conversación con ellos. «Ese coche no le oyeron ni le vieron llegar, según me contó mi madre», asevera Loli. Al conductor no le queda más remedio que detener el coche para ver qué quieren aquellos misteriosos jóvenes.
Los muchachos preguntan a Carolino y Esperanza sobre una propiedad que tienen unos vecinos de la pareja, a los que quieren visitar. Obviamente ambos conocen el terreno y dan las instrucciones pertinentes. De repente, el joven que conduce aquel coche que ha surgido de la noche contesta. Una respuesta que permanece imborrable en esta familia: «¡Ah!¡Es por dónde va esa luz!».

El misterioso coche que realmente no iba a ninguna parte
Esperanza Martín, presa del pánico, suplica a su marido que acelere y abandone aquella escena cuanto antes. Una preocupación que parecía no tener Carolino Morán, que quita importancia al asunto y argumenta que pueden ser unos jóvenes que vienen de fiesta: «Mi padre nunca creyó en estas cosas, pero mi madre se asustó, ya que donde estaba aquel objeto no había carretera».
La pareja acude a la cena de los amigos en Martínez. Vuelven a Montalvo de la Estrella por la misma carretera, ya sin luminaria en el cielo ni vehículo extraño en el arcén. Carolino no parece preocupado, mientras que Esperanza no para de darle vueltas a lo que han vivido en aquel paraje salmantino. De hecho, durante toda la noche no para de darle vueltas a aquello. ¿Qué era aquel objeto luminoso que había estado persiguiéndoles desde el cielo estrellado? ¿Quiénes eran aquellos muchachos que aparecieron en plena carretera y señalaban a la propia luminaria? Muchas eran las preguntas, más aún las dudas y pocas las respuestas.
Por ello, al día siguiente, Esperanza se acerca a los vecinos que presuntamente tenían que haber recibido la visita de aquellos jóvenes. Si los vecinos confirmaban la presencia de estos durante la noche anterior, se daría carpetazo al asunto. Pero cuando pregunta a la familia de aquella finca de al lado, a Esperanza le da un vuelco al corazón: «Anoche no nos visitó nadie». Loli recuerda que sus padres comenzaron a investigar lo sucedido y no tardaron en encontrar respuestas. Según cuenta la hija de los testigos de lo insólito, se toparon con que en aquella carretera paralela a su finca de Salamanca un hecho luctuoso habría ocurrido años atrás. Un suceso trágico en forma de accidente… Un siniestro que acabó con la vida de unos jóvenes que volvían de fiesta.

Los testigos del misterio en la finca de Salamanca acuden a Juan José Benítez en busca de respuestas
El tiempo pasó, aunque lejos de olvidarse este episodio inexplicable, el testimonio recala en Loli Morán, hija de Carolino y Esperanza. Recuerda que con el paso de los días sus padres relataron lo acontecido y la prensa local se hace eco del suceso sin pena ni gloria. Es El Adelanto de Salamanca, quien a la semana de los misteriosos encuentros informa con un titular de que ‘Un OVNI visita una finca en Ávila‘ (recordemos que es una propiedad limítrofe).
Loli afirma que pesar del limitado eco de la prensa regional salmantina, «únicamente hablaron con los testigos de pasada» y se centraron de manera exclusiva en el avistamiento de aquel objeto luminoso en forma de tinaja parpadeante. Por ello, no dudaron en ponerse en contacto con Juan José Benítez. El periodista navarro aquel año ha publicado el libro Ricky B: Una historia oficialmente imposible y creen que les puede sacar de dudas. Saben de su larga trayectoria investigando casos ufológicos en todo el mundo y del éxito cosechado por Benítez con su mítica saga Caballo de Troya. Es así que comienzan a mantener correspondencia con el investigador y escritor.
Juan José Benítez, según cuenta Loli Morán, les dio una explicación concreta. El ufólogo habla de que lo ocurrido en la finca de Montalvo de la Estrella aquella noche del 17 de octubre de 1997 responde a un «fenómeno asociado», es decir, un caso en el que entran en relación elementos propios de lo paranormal (como las apariciones) y las manifestaciones ufológicas (como el avistamiento de ovnis de forma nítida).

Varios avistamientos de ‘ovnis’ tuvieron lugar en la provincia de Salamanca en 1997
La hija de Esperanza Martín y Carolino Morán afirma que el entorno de la finca de Montalvo de la Estrella es un punto donde se han dado casos similares. Por ejemplo, alude a que su tío también fue testigo en alguna ocasión de objetos extraños en la noche justo en aquella zona limítrofe entre las provincias de Salamanca y Ávila. En este caso, afirma que el fenómeno «desprendía mucha luminosidad» e «hizo de día durante algunos segundos aquella noche».
Asimismo, hay que mencionar que 1997 fue un año en que los ovnis se dejaron ver sobre la provincia de Salamanca. Por ejemplo, en julio varios testigos afirmaron avistar un objeto luminoso en mitad de la noche surcando el cielo entre la Sierra de Francia y los alrededores de Béjar. En ese mismo mes, en el pueblo salmantino de Valdesangil un matrimonio se topó con lo que describieron como un «aparato rectangular de color azul» que les perseguía cuando iban en coche. Por otro lado, el 9 de agosto de 1997 dos familias sin aparente relación afirmaron haber sido acosados por un objeto que emanaba una potente luz blanquecina en las carreteras cercanas a la localidad de Lagunilla (justo en la misma zona en la tuvo lugar en 1974 la persecución de un ovni al camionero Maxi Iglesias). Por tanto, el caso ‘ovni’ de la finca de Salamanca se une a esa larga ristra de casos que tienen en común dos factores: que ocurren en territorio salmantino y que son inexplicables.
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