La misteriosa piedra de Ama Birgin que recuerda enigmáticos cultos

Adentrarse en la sierra de Aralar es internarse en el corazón de lo desconocido, donde lo imposible puede ser posible si uno se descuida. Controlados en todo momento por el monte Txindoki, que no quita ojo a aquellos que osan entrar en sus dominios, el buscador de lo asombroso puede permitirse un suculento banquete de historias fascinantes. Historias fascinantes que pelean a diario por no ser olvidadas por el martilleante paso del tiempo.

Una de ellas es la piedra de Ama Birgin, enclavada en mitad de la nada. Día sí y día también, esta Virgen encajonada dentro de una gran roca tiene su particular combate contra la desmemoria y contra todo tipo de inclemencias meteorológicas que se desatan en las partes altas de la sierra de Aralar de forma imprevisible. Sin embargo, cuando la Virgen de la piedra de Ama Birgin atisba entre las nieves y los vientos helados una figura, se pone sus mejores galas para recibirla, porque sabe que es una visita de esas que no se esperan, de esas que agradan a cualquier: alguien que quiere conocer los misterios y leyendas que ella esconde.

La piedra de Ama Birgin, un misterio en medio de la nada

Para llegar a la piedra de Ama Birgin hay que sortear varios obstáculos. El primero y más importante es conocer su ubicación, ya que solo los lugareños saben dónde se encuentra exactamente; el segundo obstáculo, pegarse una buena caminata y cruzar los dedos porque ninguna ventisca se manifieste en su búsqueda; y el tercero y último, tener paciencia para buscarla en una maraña de grandes rocas cuya similitud es apabullante.

Aunque, en el momento que es descubierta, la sorpresa y la satisfacción inundan al rastreador, que es consciente de haber hallado un auténtico tesoro. En la piedra de Ama Birgin lo que se puede ver es una gran mole de piedra que aparentemente no tiene ningún atractivo si no fuera por tener un agujero a modo de hornacina donde se conserva una imagen de la Virgen. Una imagen de la Virgen a la que nunca le faltan flores por parte de personas cuya identidad se desconoce, pero que deciden desafiar cualquier inclemencia por el simple hecho de mostrar su devoción. Y gracias a esa devoción, se demuestra que la piedra de Ama Birgin no es una simple roca con una imagen religiosa, sino que es mucho más mágica y misteriosa que eso, cuya explicación habría que encontrarse en las primeras comunidades que habitaron estas tierras entre el País Vasco y Navarra.

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Piedra de Ama Birgin, en la sierra de Aralar (Caminos Brumosos)

 

El lugar de poder donde se encuentra la piedra de Ama Birgin

La piedra de Ama Birgin se encuentra situada en un lugar diferente. Se trata de un verdadero lugar de poder donde por razones que se escapan a la razón se puede percibir una sensación que en otros emplazamientos es imposible. Puede ser por la interacción con las energías telúricas que desprende el terreno o por la belleza paisajística que rodea al entorno, pero lo que se ha sentido en el emplazamiento de la mencionada roca desde tiempos inmemoriales dista mucho de una simple casualidad.

Quizá, debido a su condición de lugar de poder, fue interpretado como un recinto con cierto halo de sacralidad, donde se podía entrar en contacto con la divinidad, a causa de esas reminiscencias inexplicables que provoca que este enclave atrape a crédulos e incrédulos por igual. Por ello, pudo ser escenario de ritos mágico-religiosos que se han perdido con el paso de los tiempos y que tenían como protagonistas a unas deidades ignotas que también se desconocen en la actualidad.

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Paraje de la sierra de Aralar donde se encuentra la piedra de Ama Birgin (Caminos Brumosos)

 

Ama Birgin, núcleo de viejos cultos anteriores al cristianismo

La condición de la piedra de Ama Birgin como lugar sagrado debido a su conexión con lo sobrenatural puede provenir de mucho antes de la colocación de la imagen de la Virgen en su interior. Dicha roca pudo ser un elemento de devoción incluso antes de que el cristianismo quedara asentado en el País Vasco. No sería extraño pensar que en ella se hubieran realizado algún tipo de ritual pagano cuando el animismo y el culto a la Naturaleza estaban presentes en la rutina de los hombres que habitaron la sierra de Aralar.

Además, en toda la sierra de Aralar y muy cerca de la piedra de Ama Birgin existen representaciones megalíticas en forma de menhires, dólmenes y crómlech. Por ejemplo, en las cercanías se encuentra el menhir de Saltarri, en el que los pastores apostaban a ver quién de ellos podía saltarlo entero con los pies juntos; o el dolmen de Jentilarri, considerado por los lugareños como una construcción de los míticos gentiles para enterrar a sus semejantes. Esto no quiere decir que Ama Birgin sea un megalito, pero sí demuestra que está en una sierra que fue considerada como mágica por los antiguos y con unas energías que difícilmente eran contempladas en otros parajes.

Por otro lado, en el hueco donde está colocada la Virgen, se pueden observar unas pocas monedas colocadas ahí por oriundos de la zona para que sean cogidas por los peregrinos que se dirigen al santuario de San Miguel de Aralar. Que esta zona tan inaccesible e inhóspita pertenezca a una ruta de peregrinaje puede retrotraer a tiempos más antiguos, donde el hombre primitivo acudía a estos terrenos para contactar con sus divinidades y que el cristianismo asimiló al no poder acabar con los ritos que existían anteriormente. Es probable que la piedra de Ama Birgin fuera un monumento sagrado para el paganismo y que la nueva religión entrante no tuvo más remedio que adaptarla debido al fuerte arraigo que tenía.

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Imagen de la Virgen en la piedra de Ama Birgin, donde se pueden las monedas para peregrinos (Caminos Brumosos)

La leyenda de la aparición de la Virgen en la piedra de Ama Birgin

Y para asentar el cristianismo en este tipo de enclaves, había que recurrir a elementos que pudieran justificar las nueva religión y casi siempre se hacía uso de condicionantes sobrenaturales donde la Virgen entraba en juego. Para cristianizar algún recinto sagrado pagano, solía usarse la figura de la Virgen y de esta forma, existen leyendas de apariciones de la Virgen en árboles, ríos o rocas, que habían sido relevantes en las creencias animistas.

Esta situación también se puede hallar en la piedra de Ama Birgin. Cuenta la leyenda que un pastor de la cercana localidad guipuzcoana de Amezketa se encontraba con su ganado por estos terrenos escarpados. Es en ese momento cuando la Virgen se le apareció justo encima de la mole de piedra donde actualmente se encuentra su talla. Sin embargo, cuando el pastor volvió a Amezketa para relatar lo sucedido, los vecinos no le creyeron.

La Virgen, sabiendo que los vecinos de Amezketa no habían creído a aquel pastor, decidió abandonar el lugar y marcharse a Aranzazu, donde construyeron un santuario en su honor tras aparecerse encima de una mata de espinos y con un cencerro. No obstante, antes de marcharse de aquel paraje de la sierra de Aralar, pegó una patada en la piedra donde se presentó al pastor, presa de la rabia y la impotencia. La patada fue dada con tal fuerza que dejó plasmada su huella. Hoy en día, la huella de la Virgen sería el agujero que actúa como hornacina de la talla que colocaron los vecinos de los alrededores al darse cuenta que la historia que contaba aquel pastor era cierta.

Tras ser colocada la imagen en miniatura de la Virgen, los oriundos de poblaciones aledañas comenzaron a realizar ofrendas florares en la roca que comenzó a ser conocida como la «piedra de Ama Birgin«, pues era la ubicación exacta donde la divinidad se había manifestado y que, por descreimiento, no creyeron real. Así quedó implantada, según la leyenda y de forma oculta, la cristianización de un enclave que fue importante por los antiguos hombres que habitaban en las agrestes y mágicas faldas de la sierra de Aralar.